Dado el ambiente de protesta y movilización social contra las políticas del actual Gobierno, sumado al diálogo en la Habana y la ofensiva militar que se viene adelantando contra las Farc. El gobierno de Santos hace un remesón a su cúpula militar.
El ambiente es tenso en gobierno nacional y el país está a la expectativa por las movilizaciones anunciadas por múltiples sectores sociales este 19 de agosto, sobre todo el sector agrario por la honda crisis en que se encuentra. Por eso para enfrentar esta situación se han hecho cambios en la dirección de la Policía. Ahora en su cabeza está el general Rodolfo Palomino, director de la Policía Nacional.
Este personaje mediático, de influencia política y en la opinión pública, se desempeñaba como comandante de Seguridad Ciudadana; desde ahí fue responsable de coordinar un gran número de operaciones militares, violentas y desmedidas contra la población civil. También responsable de señalamientos y criminalización contra líderes sociales.
Rodolfo Palomino siempre posa de ser conciliador y de buena fe, pero contrario a esto no es más que un traidor de su palabra. Ha sido responsable de una represión que con su nuevo mando es de esperar mantener y así enfrentar el ambiente de movilización social. Ha sido responsable de constantes acusaciones de infiltración en las movilizaciones y organizaciones sociales, con lo que ha justificado las agresiones a miles de campesino con muertos y graves herido; lo ha realizado en El Quimbo y también en el Catatumbo.
En el pasado paro cafetero llegó hasta el Huila para coordinar las operaciones violentas contra los campesinos manifestantes, “Hasta la zona arribó el general Palomino quien venía sobrevolando en helicóptero las zonas de taponamiento; su presencia siempre es la de coordinar y supervisar la operación militar de desalojo de las vías, como ha sucedido en manifestaciones contra la represa el Quimbo. Por lo tanto es responsable de lo múltiples heridos que se registran en Garzón por el ataque del Esmad”.
El General Rodolfo Palomino en esa época presente en la zona de Garzón manifestó que no se iba a permitir el bloque en otras vías de otros lugares y regiones, sin embargo el Esmad con sus operaciones fue por medio de la orden de atacar a la población, dispersas a la gente, agredirlos y hacer capturas sin importan donde estuvieran, así no estuvieran haciendo bloqueos y se encontraran pacíficamente en los puntos de concentración.
En Caquetá también ordenó violentos desalojos contra mototaxistas después hablar con ellos y llegar a acuerdos. Responsable de las operaciones en el Catatumbo donde resultaron cuatro campesinos asesinados. En la Minga indígena del Huila también coordinó las operaciones militares con más de 2000 efectivos. En la zona de la represa El Quimbo también en operaciones su presencia ha sido constate, en una de éstas un pescador perdió el ojo, “se ordenó el acordonamiento de primer grado en toda la zona, impidiendo el paso y no autorizado incluso a periodistas y organizaciones de derechos. Dussán afirma que dilataron el tema de la audiencia que ya la había negado, para hacer efectivo el desalojo. Fue el general Rodolfo Palomino el que evaluó el día anterior la operación, recorriendo la zona y hablando con los pescadores”.
La cúpula del Ejército
La decisión de cambio de cúpula en el Ejército está ligada con el ambiente de diálogo en la Habana con las Farc, una estrategia política para evitar los inconformismo entre altos comandantes militares; inconformes con el proceso y la baja moral de sus hombres. Lo mismo el inconformismo en la Policía, de ahí a que a toda marcha se quiera aprobar el ascenso del General Patiño. Así como otros altos mandos salpicados de los Falsos Positivos.
Otro de los fines es mantener la arremetida armada, por eso el nuevo comandante general de las Fuerzas Militares es el general Leonardo Barrero. Quien se desempeñaba en el Comando Conjunto del Suroccidente, y de ahí se han propinado importantes bajas guerrilleras, pero también se ha permitido el aumento de las Bacrim y los problemas sociales por la alta militarización.
Todos estos cambios están ligados a mantener la estrategia de seguridad armamentista, para garantizar el desarrollo las locomotoras con el despojo de transnacionales y evitar el levantamiento popular de las movilizaciones sociales.