Comunidades campesinas y organizaciones ambientalistas de San Agustín en el Huila vienen denunciado el riesgo que corre el Macizo Colombiano por la compra de tierras para el negocio privado de los bonos de carbono.
La comunidad rural de San Agustín en el Huila denuncia que las familias propietarias de predios en la zona del Macizo se están viendo presionadas para vender miles de hectáreas de tierras a bajo costo a empresas trasnacionales para el negocio financiero de los bonos de carbono, ya que es parte de un ecosistema estratégica que conforma el Macizo Colombiano, zona de importancia ambiental e hídrica para el país. Lo que implica, según la comunidad entregar la propiedad de la naturaleza a empresas transnacionales bajo la lógica de los mercados verdes.
Según la comunidad de la zona que viene realizando un proceso de organización y movilización frente a la situación, detrás del negocio está ENEL Emgesa que a través del gobierno ingiere bajo presión a los campesinos para que accedan a la venta de tierras en esta región del Macizo. La situación ha genera un conflicto en la comunidad entre los que han accedido a vender y los que resistes a que sus tierras sean usurpadas. Por lo que han convocado a que se haga un debate público de la política ambiental del gobierno nacional para evitar que se sigan proliferando estrategias de financierización y militariación de la naturaleza. “Esto a favor del capital especulativo y que hace parte de las decisiones tomadas en cumbres climáticas, por lo que coinciden con la compra de tierras en el Macizo por ENEL con el aval de las CAM, el alcalde de San Agustín y el silencio cómplice del Gobernador del Huila”, se subraya en comunicado de la comunidad.
Frente a esta situación el ambientalista e investigador, Miller Dussán Calderón manifiesta que es necesario claridad en la política ambiental del gobierno nacional, “de no existir esa claridad, las transnacionales con el aval de gobernadores, alcaldes y corporaciones regionales continuarán presionando a los campesinos para que les vendan el Macizo para el negocio financiero de los mercados y bono de carbono”. Lo anterior para Dussán implica que las transnacionales se apropien de las funciones de la naturaleza que son bienes naturales comunes y no activos financieros, “será militarizados para el control territorial que implica despojo a campesinos e indígenas.
Audio: Solicitud de Jhon Palechor, líder de la zona
Los bonos de carbono
El negocio de los bonos de carbono es parte de una política internacional de mercados verdes, cuyo propósito es que grandes transicionales se apropien de los recursos medio ambientales para hacer negocio con la naturaleza, bajo la cortina de humo de responder a acciones para enfrentar la crisis climática. Para Miller Dussán se trata de un geocontrol de la Amazonía a través de la expansión de los mercados verdes que le interesa al capital financiero internacional, “es decir los servicios ecosistémicos”.
El negocio de los bonos de carbono, más allá de buscar reducciones de emisiones para la mitigación del cambio climático, implica una disputa de control territorial en países subdesarrollados por invertir los excedentes financieros en servicios ecosistémicos, tal como es el pago por servicios ambientales en lógica de los mercados verdes. En este sentido, Dussán señala que se trata de la “Mercantilización de la naturaleza al servicio del capital”.
Frente a la situación que vive el país, la Organización Ambiental, CENSAT Agua Viva manifiesta que se trata de una doble estafa, “Con excusa de promover el desarrollo sostenible y limpio, el comercio de bonos de carbono se ha convertido en un juego sucio que aumenta las emisiones de gases y además el engaño a las comunidades”.